Respeta diferencias de personalidad y diferencias de habilidades. No todas las personas tienen las mismas habilidades, por lo que no puede exigirse el mismo rendimiento a cada uno de los miembros de un equipo. Un buen líder debe conocer las habilidades de cada integrante del equipo y tiene que ser capaz de determinar cuánto puede esperar de cada uno.
Reconoce la contribución de cada miembro del equipo. Cada uno aporta a su manera, pero debe aportar. Una vez que se haya logrado el objetivo grupal, el líder debe reconocer y señalar la contribución que haya hecho cada uno. De esa forma cada persona no sólo estará contenta por el logro grupal, sino que también se sentirá motivada por su aporte individual.
Busca los aspectos positivos. Al dirigir un grupo muchos se preocupan de buscar y castigar los errores con el propósito de evitar que se repitan. Esta actitud desmotiva fuertemente a un equipo de trabajo y genera desconfianza hacia el jefe. Un buen líder se preocupa en cambio de destacar, en privado y en público, los trabajos que ha sido bien realizados.
Valora la autoestima de las personas. Todas las personas quieren sentirse valiosas. Un buen líder se preocupará de que en su equipo cada uno se sienta valorado e importante. El líder debe darse tiempo para escuchar a su equipo y señalar cuándo han realizado aportes al éxito del proyecto. Es importante que las tareas que se delegan a cada uno estén de acuerdo a sus capacidades. Si estas son demasiado complejas para las habilidades de la persona, esta se sentirá incapaz. En cambio, si la tarea está muy por debajo de sus capacidades, la persona se sentirá subutilizada y subvalorada.
Respeta las confidencias. Se preocupa por que exista una buena y fluida comunicación en el equipo, y para lograr eso debe existir un ambiente de confianza entre todos. Si uno de los integrantes del equipo se siente traicionado si alguien hizo pública una información que le ha sido confiada en privado, dejará de confiar en su jefe o en sus compañeros. Ello afectará las comunicaciones hacia el grupo e incluso la autoestima de la persona.
Apoya a sus compañeros. Un buen líder debe ser visto en ciertas situaciones como un integrante más del equipo por sus compañeros. Ayuda a un buen liderazgo si el jefe sea capaz de apoyar también a sus compañeros en los problemas personales de cada uno.
Practica la empatía. Para mantener una buena relación con su equipo, el líder debe ser capaz de entender las motivaciones, preocupaciones y temores de quienes trabajan con él o ella. El líder debe ser capaz de ponerse en el lugar de la otra persona, pues sólo así comprenderá los sentimientos del otro. En la medida que logra dicha empatía, sabrá como lograr motivar adecuadamente a cada uno y como apoyarlo frente a sus preocupaciones y temores.
Va del dicho al hecho. Un líder debe predicar y practicar. Por ejemplo, si le pide un esfuerzo extraordinario a su equipo para terminar una tarea urgente, no puede ser el primero en irse a su casa, si afirma que tendrá una política de puertas abiertas, la puerta de su oficina debe estar abierta para todos sus compañeros. Si no es así, perderá la credibilidad y la confianza de su equipo.
Este artículo lo saque de Mejores proyectos, el Blog de IAAP. Altamente recomendable
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