Aproximadamente un año después de la experiencia comentada en la parte uno de esta saga (Leer), cambio el líder de IT y la empresa atravesó un proceso de fusión con otra empresa (Algo que comentaré en un futuro inmediato en un post). La gente de IT estaba desesperada organizando la unión de toda la infraestructura de las empresas que se fusionaron.
En ese entonces seguíamos con el proyecto de la librería de software y con la necesidad de tener la aplicación en línea 24/7. También surgió la oportunidad de instalar ActiTime, una aplicación de carga de horas que comenté en un post anterior (Leer). Como existía la posibilidad de desplegar esta aplicación en un Linux, lo hice para aprender a configurar Java, Tomcat y MySQL en Linux, cosa que no sabía y deseaba conocer. Cuando logré hacer andar la aplicación en un Linux montado en una maquina virtual VMware, mi próximo paso fue tratar de llevar la aplicación para que sea productiva.
En la empresa no había ningún servidor con maquinas virtuales VMware, y tampoco había muchos servidores disponibles, entonces el nuevo líder de infraestructura me comentó sobre instalarla en el servidor donde teníamos la aplicación que tenía que estar en línea las 24/7 y yo acepté, excitado por ver esta nueva aplicación corriendo, sin pensar mucho en las consecuencias. Al principio la hicimos correr en un VMware Workstation, pero para que corriese siempre tenía que haber una sesión prendida con el VMware Workstation prendido, y no me gustó la idea. Entonces quise montar un VMware Server, pero no existía aun un VMware server disponible para correr esa versión de maquina virtual (porque fue creada con la última versión de VMware Workstation).
Como por arte de magia, justo en esos días salió una beta pública del VMware Server 2.0, que soportaba la maquina virtual que quería correr, entonces fui corriendo al jefe de infraestructura para que me la instale en el servidor productivo. Como tenia mil problemas por la fusión me dio privilegios de administrador en el servidor productivo y yo los acepté y me puse a instalar VMware Server 2.0. Sin mayores complicaciones tuve la aplicación productiva en unas horas.
Yo sabía que había hecho algo mal, que no tendría que haber aceptado los permisos y tendría que haberle contado al nuevo jefe de IT el incidente pasado, por eso, al día siguiente al ser atacado por mi conciencia fui a hablar con el jefe de tecnología para comentarle lo que hice ya que me imaginaba que eso no iba a ser su total agrado.
Sus comentarios superaron ampliamente lo que yo esperaba escuchar, ya que recibí un merecido gran reto por haber instalado una aplicación beta en un servidor productivo y dió la orden al jefe de infraestructura de poner el VMware en otro servidor. El jefe de infraestructura también fue retado por mi acción, por lo que luego fui a hablar con él, pero no había rencores, ya que no me tendría que haber dado permisos sin importar cuantas presiones tenía por la fusión, ya que era su trabajo salvaguardar el estado de los servidores productivos.
Otra de las cosas que me enteré luego era de que con el mismo VMware workstation bajar la versión de una maquina virtual, para que corra en el VMware Server 1.0. Luego hicimos esto.
Otra de las cosas que no tendría que haber hecho es instalar la aplicación de carga de horas en un Linux. Sabia que la empresa era 100% Microsoft, que teníamos muchos servidores de Microsoft Virtual Server productivos para albergar maquinas virtuales, y que esa aplicación podía instalarse en una maquina virtual sobre un Windows Server 2003. En ese momento no tuve todo eso en consideración y me lancé al camino que más fruto me dio a mí tal vez, pero que no era lo más correcto para hacer teniendo en cuenta la realidad de la empresa.
Esta vez mi querido señor Murphy no tocó la puerta, ya que tuvimos la suerte de que ya no pasó nada, y aprendí mucho de este incidente.
En ese entonces seguíamos con el proyecto de la librería de software y con la necesidad de tener la aplicación en línea 24/7. También surgió la oportunidad de instalar ActiTime, una aplicación de carga de horas que comenté en un post anterior (Leer). Como existía la posibilidad de desplegar esta aplicación en un Linux, lo hice para aprender a configurar Java, Tomcat y MySQL en Linux, cosa que no sabía y deseaba conocer. Cuando logré hacer andar la aplicación en un Linux montado en una maquina virtual VMware, mi próximo paso fue tratar de llevar la aplicación para que sea productiva.
En la empresa no había ningún servidor con maquinas virtuales VMware, y tampoco había muchos servidores disponibles, entonces el nuevo líder de infraestructura me comentó sobre instalarla en el servidor donde teníamos la aplicación que tenía que estar en línea las 24/7 y yo acepté, excitado por ver esta nueva aplicación corriendo, sin pensar mucho en las consecuencias. Al principio la hicimos correr en un VMware Workstation, pero para que corriese siempre tenía que haber una sesión prendida con el VMware Workstation prendido, y no me gustó la idea. Entonces quise montar un VMware Server, pero no existía aun un VMware server disponible para correr esa versión de maquina virtual (porque fue creada con la última versión de VMware Workstation).
Como por arte de magia, justo en esos días salió una beta pública del VMware Server 2.0, que soportaba la maquina virtual que quería correr, entonces fui corriendo al jefe de infraestructura para que me la instale en el servidor productivo. Como tenia mil problemas por la fusión me dio privilegios de administrador en el servidor productivo y yo los acepté y me puse a instalar VMware Server 2.0. Sin mayores complicaciones tuve la aplicación productiva en unas horas.
Yo sabía que había hecho algo mal, que no tendría que haber aceptado los permisos y tendría que haberle contado al nuevo jefe de IT el incidente pasado, por eso, al día siguiente al ser atacado por mi conciencia fui a hablar con el jefe de tecnología para comentarle lo que hice ya que me imaginaba que eso no iba a ser su total agrado.
Sus comentarios superaron ampliamente lo que yo esperaba escuchar, ya que recibí un merecido gran reto por haber instalado una aplicación beta en un servidor productivo y dió la orden al jefe de infraestructura de poner el VMware en otro servidor. El jefe de infraestructura también fue retado por mi acción, por lo que luego fui a hablar con él, pero no había rencores, ya que no me tendría que haber dado permisos sin importar cuantas presiones tenía por la fusión, ya que era su trabajo salvaguardar el estado de los servidores productivos.
Otra de las cosas que me enteré luego era de que con el mismo VMware workstation bajar la versión de una maquina virtual, para que corra en el VMware Server 1.0. Luego hicimos esto.
Otra de las cosas que no tendría que haber hecho es instalar la aplicación de carga de horas en un Linux. Sabia que la empresa era 100% Microsoft, que teníamos muchos servidores de Microsoft Virtual Server productivos para albergar maquinas virtuales, y que esa aplicación podía instalarse en una maquina virtual sobre un Windows Server 2003. En ese momento no tuve todo eso en consideración y me lancé al camino que más fruto me dio a mí tal vez, pero que no era lo más correcto para hacer teniendo en cuenta la realidad de la empresa.
Esta vez mi querido señor Murphy no tocó la puerta, ya que tuvimos la suerte de que ya no pasó nada, y aprendí mucho de este incidente.
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