En mi corta vida laboral viví la fusión de la empresa en donde trabajaba con otra empresa del mercado. Realmente fue un proceso 'raro', con cosas buenas y malas como todo en esta vida.
Al principio las dos empresas que se convirtieron en una seguían operando en sedes separadas, por suerte, a pocas cuadras. Luego en la sede donde estaba yo quedó solo el equipo de desarrollo y tecnología y se trajeron esos sectores de la otra sede. Se mudaron los sectores de administración, marketing, comercial a la otra sede y por unos meses se trabajó de esa manera.
Realmente era incomodo porque estábamos desacostumbrados a trabajar lejos de esa gente. No digo que no se pueda, ya que siempre trabajo con clientes que no están a mi lado, sino en otros países. Con ese alejamiento se perdió dinámica de trabajo, y también se perdía un poco de tiempo para trasladarse entre oficinas.
Cuando nos comenzamos a adaptar al alejamiento vino la gente de la otra sede a esta y formamos una única sede. Hubo quejas por el espacio, pero realmente antes estábamos muy cómodos y ahora se esta bien. Valió la pena para recuperar la dinámica del trato diario que se había perdido.
Lo negativo de la fusión fue como se manejo la información y las comunicaciones. Sé que los directores estaban muy ocupados con muchas cosas, pero no es bueno dejar al personal con tanta incertidumbre sobre el futuro de la empresa. Tampoco se realizó una adecuada presentación entre la gente. Un evento formal o informal hubiese estado muy bueno para conocer a la otra empresa, los objetivos, proyectos y quien hacía que cosa. Fue tan incomodo como si fueses un niño, una familia se mudase a tu casa y nadie te dijese quien eran ni que hacían ni porque habían venido.
Lo positivo fue trabajar con gente desconocida, mezclar culturas bastante distintas y adoptar lo bueno que traía la otra compañía y nosotros no teníamos y lo mismo de la otra parte, ofreciéndoles a la gente lo que nosotros teníamos o conocíamos.
Luego de casi un año todavía seguimos integrándonos, desde comportamientos hasta metodologías de trabajo. Una fusión no es algo de un día para el otro.
Al principio las dos empresas que se convirtieron en una seguían operando en sedes separadas, por suerte, a pocas cuadras. Luego en la sede donde estaba yo quedó solo el equipo de desarrollo y tecnología y se trajeron esos sectores de la otra sede. Se mudaron los sectores de administración, marketing, comercial a la otra sede y por unos meses se trabajó de esa manera.
Realmente era incomodo porque estábamos desacostumbrados a trabajar lejos de esa gente. No digo que no se pueda, ya que siempre trabajo con clientes que no están a mi lado, sino en otros países. Con ese alejamiento se perdió dinámica de trabajo, y también se perdía un poco de tiempo para trasladarse entre oficinas.
Cuando nos comenzamos a adaptar al alejamiento vino la gente de la otra sede a esta y formamos una única sede. Hubo quejas por el espacio, pero realmente antes estábamos muy cómodos y ahora se esta bien. Valió la pena para recuperar la dinámica del trato diario que se había perdido.
Lo negativo de la fusión fue como se manejo la información y las comunicaciones. Sé que los directores estaban muy ocupados con muchas cosas, pero no es bueno dejar al personal con tanta incertidumbre sobre el futuro de la empresa. Tampoco se realizó una adecuada presentación entre la gente. Un evento formal o informal hubiese estado muy bueno para conocer a la otra empresa, los objetivos, proyectos y quien hacía que cosa. Fue tan incomodo como si fueses un niño, una familia se mudase a tu casa y nadie te dijese quien eran ni que hacían ni porque habían venido.
Lo positivo fue trabajar con gente desconocida, mezclar culturas bastante distintas y adoptar lo bueno que traía la otra compañía y nosotros no teníamos y lo mismo de la otra parte, ofreciéndoles a la gente lo que nosotros teníamos o conocíamos.
Luego de casi un año todavía seguimos integrándonos, desde comportamientos hasta metodologías de trabajo. Una fusión no es algo de un día para el otro.
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