Justo era un momento bastante inestable por problemas que habíamos tenido con el cliente, y venia posponiendo un viaje que había anunciado.
Le dije al contacto del cliente que llame al gerente de ventas diciéndole que estaba en Ezeiza con el cliente, y acepto a hacerlo.
Encendió un televisor y sintonizo un canal de televisión latino para que se escuche castellano de fondo y llamo. Le comento que estaba en Ezeiza con el vice presidente de ingeniería del cliente, que lo pase a buscar.
Esto puede sonar descabellado, pero nuestro contacto era una persona bastante impredecible, así que podía llegar a hacer eso en cualquier momento.
El gerente le creyó y se puso muy nervioso, yo estaba ahí cerca, aguantándome para no decirle y cuando se puso el saco y se disponía ir al aeropuerto le tuve que decir.
Fue un momento muy grato el equipo y para mí, no tanto para el gerente de ventas. Los clientes que ayudan a hacer bromas son muy valiosos.
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