Cultura: la forma de expresar nuestros pensamientos se ve influida por nuestra cultura. Nuestro lenguage, nuestros gestos, nuestro lenguaje corporal responden a una cultura. A veces esta es una causa por la cual no entendemos a alguien: no entendemos el contexto de lo que está diciendo. En Argentina decimos “Esto es un penal en el minuto 90″, y esa frase la comprenden (casi) todos. Es parte de nuestra cultura. ¿Qué pasaría su usáramos esa frase en un proyecto multicultural? Respuesta: el emisor no sería comprendido por razones culturales.
Intereses: ¿Qué intereses tiene el emisor al dar un mensaje? ¿Quizás no revelar mucha información o no revelar información necesaria? Preguntémonos esto cuando estamos escuchando el mensaje.
Propósito: ¿Cuál es el propósito del mensaje? ¿Informar? ¿Tranquilizar? ¿Tergiversar?
Edad: este factor tiene que ver principalmente con la cultura.
Personalidad: ¿El emisor es una persona analítica, generosa en los detalles técnicos? ¿Es una persona hábil en la comunicación? ¿No hábil?
Supuestos: “La interface batch en XML con la tabla de clientes no funcionó anoche”. Si el emisor está asumiendo que todos conocen estos términos y no es así, aclararlo.
Credibilidad: cuando dudamos de la veracidad de alguna información, es una buena idea preguntar cuáles son las fuentes de información de dichos hechos.
Retroalimentación: si el emisor toma envión y habla sin parar sin solicitar feedback, muchas cosas pueden salir mal. Se puede equivocar en algo básico al principio que puede influir para mal en todo el mensaje. A veces hay que interrumpir y dar feedback inmediatamente.
Tono: el emisor puede hablar demasiado bajo, demasiado alto. Puede hablar con acento extranjero.
Prioridades: puede ser que la prioridad del emisor sea el tiempo, que sea que todos comprendan (entonces suprimirá los detalles). Puede ser que quiera que solamente la audiencia técnica comprenda.
Todos estos factores influyen en que el emisor sea comprendido. Debemos tener en cuenta cada uno de ellos al ser emisor, y como receptor también, para hacérselo notar a quien está emitiendo el mensaje.
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